La principal razón es que en la Argentina las crisis no se previenen, simplemente suceden, mientras que el socio del Mercosur ha logrado "frenar a tiempo" cada vez que un grave desequilibrio estaba a punto de estallar. Uruguay es, en ese sentido, un laboratorio que confirma la importancia de contar con instrumentos anticíclicos y de buscar soluciones antes de que sea tarde. Y el mérito no está en las políticas económicas, sino en la disposición de sus principales dirigentes y partidos de hacer prevalecer el interés general por sobre lo sectorial, cada vez que fue necesario.