Por Jorge Vasconcelos
En el primer trimestre de 2022 el gobierno cumplió las metas acordadas con el FMI; hasta febrero el nivel de actividad mantenía la trayectoria ascendente que había registrado en la última parte de 2021, y las exportaciones agroindustriales marcaron un récord de 11 mil millones de dólares en el acumulado hasta abril. Sin embargo, en la contracara de esa descripción, hay que consignar que sólo se pudieron cumplir esas metas con “contabilidad creativa”, y que los desequilibrios macro que se acentuaron en el segundo semestre de 2021 se reflejaron en la aceleración inflacionaria de marzo y abril, que empezó a frenar el nivel de actividad y, al mismo tiempo, imponen una presión ascendente de las importaciones de bienes y servicios, evaporando el saldo positivo de las cuentas externas, con la consiguiente complicación para el objetivo de acumular reservas
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