La incertidumbre que introdujo el resultado de las PASO incluye la probable necesidad de tener que recurrir a una segunda vuelta para definir la elección del próximo presidente. Un buen número de las incógnitas que hoy proliferan recién tendrían respuesta el 19 de noviembre y, como nadie estará seguro por lo que digan las encuestas, los escenarios serán binarios para variables de extrema relevancia. En caso que se confirme que la contienda no termina el 22 de octubre, estaremos condenados a navegar “sin instrumentos” por 90 días. Estamos en medio de una gran paradoja, ya que los votos del 13 de agosto muestran predisposición de la población a encarar reformas profundas, pero hoy es imposible saber quién y cómo habrá de liderarlas y, mientras estos dilemas se resuelven, afloran todas las inconsistencias de la política económica que el gobierno había tratado de disimular.
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